lunes, 8 de septiembre de 2008

Brasil: Encuentro de Mujeres por la Soberanía Alimentaria y Energética


 LAS MUJERES CONSTRUYENDO ALTERNATIVAS
Minga Informativa de Movimientos Sociales

En Belo Horizonte, Brasil, del 28 al 31 de agosto, se desarrolló el
Encuentro Nacional de Mujeres por la Soberanía Alimentaria y Energética,
con la participación de más de 500 mujeres de todo el país.  Mujeres
diversas en edad, culturas, estado civil, condición laboral, educación,
del campo y de la ciudad, que llegaron a compartir sus saberes y también
sus preocupaciones frente a los cambios que impone el sistema
capitalista para seguirse desarrollando a costa de la mayoría de la
población; cambios que están afectando en la actualidad a los campos,
las ciudades, al medio ambiente, a la vida.

En este Encuentro, el primero organizado conjuntamente por la Marcha
Mundial de las Mujeres-Brasil y las mujeres de la Vía Campesina-Brasil,
se debatió sobre las consecuencias de las políticas en materia de
agro-combustibles y de las hidroeléctricas, como forma de generación de
energía supuestamente alternativa para los países desarrollados, para
quienes el abastecimiento de energía actual no es suficiente, aún más
cuando la producción petrolera va dando visos de culminar su ciclo.  Se
trata de formas de generación de energía cuyas principales fuentes de
materia prima están basadas en países con grandes extensiones de tierras
productivas y agua, que en su mayoría se encuentran concentrados en
América del Sur.

Tales políticas reproducen la lógica de las políticas de la llamada
"revolución verde", que en las décadas del 60 y 70 incentivaron los
monocultivos y la concentración de la tierra, impulsaron la mecanización
de la agricultura y la utilización de agrotóxicos; a la vez que se
desvalorizaron las prácticas agroecológicas de las comunidades, todo
bajo el pretexto de aumentar la cantidad de alimentos como respuesta al
hambre en el mundo.

Tales políticas, al acaparar la tierra para el agronegocio y privatizar
el agua, afectarán de manera directa a campesinos/as, agricultores/as y
pueblos indígenas, pero en mayor medida a las mujeres que son quienes
están relacionadas de manera más directa con la agricultura.  Entre las
consecuencias más graves, se señala la desnacionalización de
territorios, la superexplotación del trabajo y la expropiación de
tierras productivas que serán utilizadas para la producción de
monocultivos, para la implantación de hidroeléctricas, y la producción
de alimentos de exportación.

Otro de los temas que abordaron las participantes fue el de los patrones
de consumo en el campo y en la ciudad, que crean falsas necesidades al
incentivar un consumo desenfrenado, que implica un enorme uso del agua y
energía.  Estos patrones, se señaló, van de la mano con la explotación a
ritmos cada vez más intensos de la fuerza de trabajo: se trata de una
apropiación de la riqueza con mucha violencia.

Como respuestas, se vio necesario una re-educación al consumo, la
organización de los consumidores, aumentar el reciclaje y cambios en el
patrón alimenticio.  Se señaló que las mujeres tienen un rol fundamental
en este plano, ya que son responsables por el 80% de las decisiones de
consumo.

El Encuentro abordó, asimismo, la relación entre industria de la
alimentación y salud, señalando que la estandarización de la comida es
para matar la vida.  "Todo alimento verdadero es fruto de la naturaleza,
pero es transformado por la energía del ser humano para acumulación del
capitalismo.  Debemos luchar para rescatar el modo campesino de
producción de los alimentos para salvar la humanidad", señaló Luciana
Maria Piovesan, del Movimiento de Mujeres del Campo.

Por una acción unificada del campo y la ciudad

Frente a este nuevo proyecto de imposición capitalista, las
participantes del Encuentro resaltaron que es necesario remarcar el
papel de las mujeres como productoras de los alimentos, como
transformadoras de esa energía, como dueñas del conocimiento ancestral,
el cual debe ser protegido, difundido y reproducido mediante el concepto
de soberanía.  Una soberanía que implica el cuidado de la biodiversidad;
una soberanía alimentaria que implica el derecho a una alimentación
sana, a producir orgánicamente, a diversificar la producción, a
preservar las formas tradicionales de producción, a decidir las
políticas sobre la tierra y los medios de producción.  La soberanía
energética, que defienda el acceso universal a la energía frente el
consumo dominante para beneficios económicos minoritarios; que revea la
industrialización de la agricultura, y que haga frente a los intereses
del mercado, como forma de freno a la crisis ambiental.

Las mujeres participantes del Encuentro plantean, además, una soberanía
basada en el reconocimiento y valoración del trabajo de las mujeres y de
su papel en toda la cadena productiva del país.

Un aspecto destacado del Encuentro fue que permitió la construcción de
una mayor unidad entre mujeres del campo y de la ciudad, en torno a
estos temas, como también para profundizar en el concepto del feminismo.
  Como opinó Lourdes Vicente, miembro de la coordinación del Encuentro
por el Movimiento Sin Tierra: "Aquí hemos percibido que los problemas
que viven las mujeres de la ciudad son los mismos que viven las
campesinas.  La cuestión energética y alimentaria es común a nuestras
compañeras", por lo cual han identificado algunas luchas comunes hacia
delante, para enfrentar esta realidad.

* Elaborado con información del Equipo de Comunicación del Encuentro.
Más información:  http://www.movimientos.org/cloc/mulheres_sob_alimentaria/

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