jueves, 15 de julio de 2010

Coralia, la mestiza de piel y alma


Mario de Queiroz entrevista a la actriz cubana CORALIA RODRÍGUEZ

Coralia Rodríguez en el XXVII Festival de Teatro de Almada. / Crédito:Mario de Queiroz/IPS
Coralia Rodríguez en el XXVII Festival de Teatro de Almada.

Crédito: Mario de Queiroz/IPS

ALMADA, Portugal, jul (IPS) - Los cuentos de tradición oral afrocubana de la actriz y narradora Coralia Rodríguez agitaron los palcos del XXVII Festival de Teatro de Almada, uno de los certámenes de arte histriónico más relevantes de Europa.


Al concluir "Había una vez un cocodrilo verde", el público ovacionó de pie a esta cálida narradora, de voz dulce y modulaciones sorprendentes, bien timbrada, firme y sonora.

Rodríguez, más que con el verbo, habla con el corazón, con movimientos certeros y gestos precisos, cargados de una gracia dramática marcada por la sencillez y la dulzura, con gestos precisos y sensuales.

El festival que cada año se realiza del 4 al 18 de julio en Almada, la ciudad gemela de Lisboa en la orilla sur del río Tajo, es considerado por el director alemán Matthias Langhoff como "el más interesante y agradable en Europa", al revelar "una gran visión cultural".

Por línea materna, Coralia desciende de africanos, mientras que su padre español emigró a Cuba desde las Islas Canarias. Una verdadera síntesis de lo que hace cinco siglos Don Afonso de Albuquerque, gobernador de la India Portuguesa, describió como "el mestizaje, ese diccionario privilegiado de las culturas".

Esta "cuentera" cubana nació en 1959 en el campo. Es una de las 13 hijas e hijos de una madre poetisa popular y padre músico improvisador. Desde su infancia se baña en el universo de la palabra, la música y la voz narrativa. Mezcla de España y África, mujer mestiza de piel y alma.

Su obra, cuyo nombre se inspiró en un cocodrilo verde tomado de un verso del poeta cubano Nicolás Guillén (1902-1989), es una narración de cuentos, muchos de ellos de sus antepasados africanos, en una mezcla simbiótica con canciones tradicionales de su país. Aunque interpretó un monólogo, llenó el escenario con toda la fuerza de su sola presencia y, sin trucos ni decoraciones, fascinó a los espectadores, envolviéndolos en el espectáculo.

IPS: Siempre es un riesgo pedir la participación del público...

CORALIA RODRÍGUEZ: Sí, pero resultó divertido. Y la participación del público fue notable, acompañándome con palmas y voces. Además, Portugal tiene una fuerte relación con África y la historia que traje tiene mucho que ver con mi país y sobre todo con lo que Cuba tiene de africano.

IPS: Su experiencia internacional como actriz y narradora es vasta. ¿Cómo se desarrolla esa historia?

CR: Me especialicé en teatro, asistiendo también a los cursos de narración oral del Gran Teatro de La Habana en "ContArte" e integré agrupaciones artísticas como el Teatro de Arte Popular, el Teatro Caribeño y Cubana de Acero. También siempre cultivé dos grandes amores: la música y la poesía.

En más de 30 años viajé por el mundo, visitando América Latina, América del Norte, Europa, Asia y África. Pero, todo esto sin olvidar jamás que todo lo que soy se lo debo a Cuba.

Vivo en Ginebra, mi marido es suizo, de origen húngaro, descendiente de Béla Kun (líder comunista que encabezó la efímera República de los Consejos de Hungría, de marzo a agosto de 1919), pero siempre siento la necesidad de ir a mi país.

Lo principal es que además de lo afectivo, tengo una estrecha relación profesional con Cuba, donde dirijo el Festival Afropalabra. Viajo con mucha frecuencia. Hay un proverbio africano que dice que cuando una persona no sabe de dónde viene, no sabe adonde va.

IPS: Como embajadora del arte escénico de contar cuentos, la defensa de los valores de la palabra viva, su obra es bilingüe, en español y francés.

CR: He compartido talleres y conferencias sobre la oralidad afrocubana, sola o acompañada por Paco Chambi, ese gran guitarrista peruano, participando en el circuito de festivales de cuentos en diferentes países de Europa, África y el continente americano, también como miembro de la Red Internacional de Cuentacuentos.

En español o en francés, relato la tradición oral, como salvaguarda del legado histórico que ofrece la palabra hablada, de generación en generación, leyendas ancestrales o narraciones épicas transportadas entre hierro, sangre y lágrimas por boca de miles africanos trasladados como esclavos hasta las costas americanas.

A pesar de su éxito en el mundo contemporáneo, las modernas técnicas electrónicas, no han logrado desplazar el calor humano que brinda un "ingenuo" cuento o historia narrada por un juglar de ayer o de hoy.

IPS: El director del festival, Joaquim Benite, comenzó hace 27 años en tiendas improvisadas. Hoy, el certamen de Almada es respetado en todo el mundo. ¿Qué opinión le merece este fenómeno único?

CR: Almada es un festival muy implantado por varias razones: presenta varios tipos de teatro, desde el tradicional hasta las nuevas tendencias, el perseverante Joaquim Benite tiene una visión muy amplia, desde lo clásico hasta las nuevas tendencias y porque es un encuentro fundamentalmente democrático.

Se dice que junto a Edimburgo (Escocia) y Avignon (Francia), son los tres festivales de teatro más relevantes de Europa.

Yo no he estado en Edimburgo, pero sí en Avignon, donde existen dos festivales paralelos, el oficial y el "off".

Avignon no te da nada cuando estás sola y con una compañía modesta. Solo atienden a las grandes compañías, con obras con muchos actores célebres, marcando mucho la diferencia entre el oficial y el "off".

IPS: Este año, la célebre actriz británica Charlotte Rampling es convidada de honor, pero no se verifica nada especial hacia ella…

CR: Aquí en Almada no existen diferencias. Todas las actrices, actores, directores, músicos, iluminadores o técnicos de sonido, de cualquier parte del mundo, somos tratados con el mismo respeto, tenemos los mismos derechos, se nos ofrenda el mismo nivel.

IPS: ¿Cuáles son las primeras influencias que más determinaron su vida profesional?

CR: Mi mamá, una campesina siempre contando sucedidos y relatos divertidos o de espíritus aparecidos e improvisando versos a la manera de los poetas repentistas de mi tierra. Mi papá, músico, "tresero" o tocador de tres, guitarra típica de la música tradicional cubana. De ahí sale toda mi inspiración, esa necesidad de contar, esa sed de fabular.(FIN/2010)


Fuente: IPS



 
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