jueves, 2 de agosto de 2007

EL CRIMEN PASIONAL INVISIBILIZA LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER


RED-ADA.- La Paz, 01-08-07'


"La tristemente célebre calificación de un crimen como "pasional", engendro con el que se invisibiliza la violencia contra la mujer', es aún una de las formas con las que el periodismo simboliza subjetivamente la violencia hacia la mujer con lo que "No sólo invisibiliza; también desnaturaliza" la agresión seguida de muerte por parte del homicida delincuente, destaca un artículo de José María Otero, del Boletín Artemisa.


Continúa señalando que. 'En la jerga periodística, la palabra "pasión" se utiliza para expresar un marcado entusiasmo por ciertas prácticas y disciplinas. Así, es común escuchar o leer "pasión por el fútbol" o "pasión por la música", por citar sólo dos ejemplos. Sin embargo, jamás en mi vida he escuchado que cuando un barrabrava asesina a otro de un equipo adversario, se caracterice el hecho como "crimen pasional"'.


Sobre el significado de la palabra pasión, Otero aclara que: 'la popular edición del Diccionario Enciclopédico 'Nuevo Mundo' la define normalmente como un "movimiento del apetito sensitivo" o a este mismo apetito, definición ambigua si las hay. También se define a la pasión como "el hecho de sufrir los efectos de una acción ajena", aproximación vaga al recurso periodístico del "crimen pasional", salvo que entonces éste debería integrar también -entre otros- a todos los episodios de violencia en los que las víctimas no tuvieron relación alguna con sus victimarios'.


'Y como las estadísticas destacan que en alrededor del 90 por ciento de los casos (sobre todo fatales) la víctima es una mujer, el eufemismo de "crimen pasional" en realidad disfraza los episodios mortales producto de la violencia contra la mujer, o si se quiere ser más amplio, de la violencia familiar. Ésas sí son definiciones claras y precisas', destaca'.


'Siendo la palabra herramienta fundamental e insoslayable del periodismo, el negarse a expresar este delito con todos sus términos, es sin duda uno de los símbolos más claros del sexismo inveterado, cuyos cultores siguen pregonando que golpear y aun matar a la mujer es "normal" dentro del catálogo de contingencias de la vida de relación, tan normal como apasionarse por ella' puntualiza Otero.

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