viernes, 24 de julio de 2009

Mujeres y niñas pobres e indígenas, más afectadas por la crisis

Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de Cepal

 

 

Por Guadalupe Cruz Jaimes

 

México DF, 24 julio 09 (CIMAC).- Debido a la crisis económica internacional, en América Latina y el Caribe "se apagaron los motores de crecimiento" de la región, en ascenso constante durante los últimos 6 años, lo cual se traduce en una situación de "emergencia" por el deterioro de los indicadores sociales y económicos que afectan principalmente a las mujeres y niñas pobres e indígenas.

 

Así lo refirió Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en la reunión de especialistas Análisis de la crisis económica y financiera desde la perspectiva de género: entendiendo su impacto sobre la pobreza y el trabajo de las mujeres, llevada a cabo los días 23 y 24 de julio en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). 

 

De acuerdo con estimaciones de la Cepal, debido a la "grave recesión", el crecimiento económico se detuvo "definitivamente" y se espera que en promedio el Producto Interno Bruto (PIB) disminuya 1.9 por ciento, lo que repercutirá directamente en la pérdida de empleos de contratación formal y salarios de las latinoamericanas y caribeñas.

 

"Mientras mayor es el PIB en los países, mayor es el porcentaje de mujeres asalariadas con contrato formal", dijo, y la disminución aumenta su inserción en trabajos precarios, señaló Bárcena durante su exposición en la reunión de especialistas.

 

Ésta fue inaugurada por Sonia Montaño, oficial a cargo de la División de Asuntos de Género de la Cepal; Gladys Acosta, jefa para América Latina y el Caribe, del Fondo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM); María del Rocío García Gaytán, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), y Alejandro Negrín Muñoz, director general de Derechos Humanos y Democracia, de la SER.

 

DESIGUAL PUNTO DE PARTIDA

 

Ello se debe a que "el punto de partida de las mujeres siempre es peor que el de los hombres", mencionó Bárcena, y un ejemplo es que el desempleo en la región es en promedio 3 por ciento mayor para ellas a comparación de los varones. Cabe mencionar, que actualmente hay 100 millones de mujeres en el mercado laboral. 

 

Otro factor relacionado con la desventaja que padecen en el trabajo es que la responsabilidad de las tareas domésticas y el cuidado de las y los hijos recaen sobre todo en las mujeres, por lo que deben hallar el modo de conciliar "la producción con la reproducción", lo que les trae como consecuencia que "pierdan en el ámbito de las remuneraciones" al ocuparse en empleos parciales y en ocasiones la pérdida de su fuente de ingreso.

 

Esta situación se agudiza por la "terrible" combinación de desempleo y pobreza, ya que a diferencia de otros países del mundo en Latinoamérica y el Caribe, donde existen 180 millones de pobres, cuando una persona "pierde el trabajo, lo pierde todo" por los esquemas insatisfactorios de seguridad social y los inexistentes seguros de desempleo, lamentó la Secretaria Ejecutiva de la Cepal.

 

Bárcena recalcó que la pobreza y desigualdad que experimentan las mujeres de la región se debe también a que entre el 22 y el 46 por ciento no cuenta con ingresos propios, de ellas el 81 por ciento trabaja sin remuneración: el 73 por ciento se dedica al trabajo doméstico, el 11 por ciento están desocupadas y el 8 por ciento están ocupadas en actividades económicas familiares.

 

Frente al impacto económico y social de la crisis económica en las mujeres y niñas, el cual se acentúa en las pobres e indígenas, es preciso que los gobiernos de la región tomen medidas especificas como incentivos al empleo femenino, incremento en el gasto de la reproducción social, en ámbitos como nutrición y guarderías, a través de alianzas entre el sector público y privado. 

 

Asimismo, se requiere mejorar las condiciones laborales de esta población redistribuyendo las cargas del cuidado mediante las instituciones públicas, con la finalidad de romper el círculo vicioso del cuidado infantil y de la tercera edad, pues el tiempo que las mujeres le destinan incide directamente sobre la calidad de sus empleos.

 

La reunión de especialistas Análisis de la crisis económica y financiera desde la perspectiva de género: entendiendo su impacto sobre la pobreza y el trabajo de las mujeres, fue organizada por el Inmujeres, la Cepal, UNIFEM, la SRE y el Instituto de Investigaciones y Capacitación de las Naciones Unidas para la Promoción de la Mujer (Instraw).  

 

09/GCJ/GG

Fuente: http://www.cimacnoticias.com/site/09072408-Mujeres-y-ninas-pob.38668.0.html

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domingo, 19 de julio de 2009

Mujeres indígenas en la construcción del poder y la democracia


Wilwer Vilca Quispe

ALAI AMLATINA, 15/07/02009.- La realización de la I Cumbre Continental de Mujeres Indígenas, en la Ciudad de Puno Perú, los días 27 y 28 de mayo del 2009, significó un hito importante en el proceso organizativo de las organizaciones de pueblos indígenas del Continente del Abya Yala, no sólo por la presencia masiva de delegaciones sino por los resultados y el impacto que generó esta Cumbre.

La Gran Paqarina Mayor, el Lago Titicaca, durante los días 27 y 28 de mayo del 2009, fue el escenario que congregó a más de 2 mil delegadas de 21 países del Abya Yala (continente americano) y Europa: México, Guatemala, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Panamá, Colombia, Venezuela, Ecuador, Colombia, Brasil, Bolivia, Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay, Suecia, España, Alemania y Perú como anfitrión.

Este proceso organizativo fue motivado por la permanente postergación de la sociedad a los procesos participativos de las mujeres indígenas en los diversos espacios de tomas de decisión, que generalmente fueron socapadas por organizaciones privadas como las ONGs que, aprovechando sus relaciones económicas y políticas, desplazaron la voz de la mujer indígena. Sobre todo ignorando sus demandas y las propuestas que éstas vienen generando desde los espacios locales, regionales y nacionales a nivel continental.

Esta situación motivó que la III Cumbre Continental de Pueblos Indígenas, desarrollada el año 2007 en Guatemala, resolviera el mandato de organizar la I Cumbre Continental de Mujeres Indígenas, en el marco a la IV Cumbre Continental de los Pueblos, que se realizó en la ciudad de Puno entre los días 29 y 31 de mayo del 2009.

Los resultados de la I Cumbre superaron todas las expectativas, no solo en la impresionante cantidad de participantes, sino en sus resultados. Primero, en lo político, se logró posesionar la I Cumbre y visibilizar la presencia de las mujeres indígenas como actor político con propuestas coherentes y mucho más democráticas, que merecieron el reconocimiento y solidaridad de los medios de comunicación, instituciones regionales y la comunidad internacional. Segundo, en lo organizativo, se logró el fortalecimiento de las alianzas entre pueblos indígenas a través de la representación de organizaciones, quienes acordaron la consolidación de la Coordinadora Continental de Mujeres Indígenas del Abya Yala, la misma que tendrá la tarea de centralizar y canalizar las demandas y propuestas en todos los espacios internacionales como voz legítima de las mujeres indígenas. Tercero, en lo estratégico, mediante las mesas de trabajo se logró consolidar la agenda continental de la mujer indígena, la cual será evaluada y priorizada para construir el proceso de incidencia en todos los espacios internacionales y nacionales.

Estos resultados no son gratuitos sino producto de un largo caminar que emprendieron las mujeres indígenas a través de procesos preparatorios desde lo local, nacional, regional y continental. Un primer encuentro preparatorio lo realizaron en La Guajira, Colombia, en septiembre del 2007, denominado "Encuentro Suramericano de Mujeres Indígenas". Le siguió la reunión de coordinación en la ciudad de Quito en abril del 2008; donde se discutieron los ejes temáticos, el objetivo general y temas organizativos. Otros encuentros preparatorios se hicieron en mayo del 2008, durante la Cumbre Alternativa de los Pueblos realizada en Lima; y el Taller foro "Agenda indígena y social andina CAN-UE-IIRSA", también en Lima, del 12 al 14 de agosto del 2008. Ese mismo año se hizo una última sesión preparatoria en Cochabamba - Bolivia, a fines de noviembre, la misma que sirvió para seguir construyendo la agenda.

El 2009 se continuó este proceso de consolidación de demandas y propuestas a partir del Foro Social Mundial realizado en Belem do Pará, Brasil, donde se redefinió la agenda, para finalmente tener una última sesión en la ciudad de Puno los días 17 y 18 de abril, fecha en la que se terminó de precisar el programa, las estrategias y una verificación in situ de la infraestructura de realización del evento.

Paralelamente, en cada uno de los países se realizaron encuentros locales, regionales y nacionales con la finalidad de consolidar las propuestas y garantizar la participación en esta I Cumbre. Porque se trató de un evento autoconvocado, autoorganizado y autofinanciado.

Es decir, a pesar de minimizar la capacidad organizativa o de liderazgo de las mujeres, estigmatizadas en esta sociedad racista y excluyente como incompetentes, más aun si son indígenas, ellas lograron construir este primer espacio de reflexión continental, cuyo principal reto está en la forma organizativa que han de emprender de aquí hacia delante. Asimismo, en la forma de lidiar con las organizaciones que ya forman parte del Caucus Indígena en el Foro Permanente para Cuestiones Indígenas de la ONU, o en el Grupo de Trabajo Indígena de la OEA.

La culminación de esta I Cumbre Continental de Mujeres Indígenas abre desafíos no sólo enfocados en lo que vendrá, sino en cómo se mantiene la línea de lucha que las mujeres indígenas emprendieron a lo largo de la historia. Están Bartolina Sisa, Lorenza Avemañay, Dolores Cacuango, Micaela Bastidas, Gregoria Apaza y tantas otras que legaron su ejemplo para seguir resistiendo por más de 516 años.

Lo que queda, entonces, es trabajar para consolidar la resistencia histórica con las propuestas que generen para las nuevas sociedades plurinacionales: con buen vivir y dentro de una democracia comunitaria, que es la finalidad del movimiento indígena en todo el Abya Yala.

- Wilwer Vilca Quispe, es M.Sc. Derechos Humanos, Especialista en Derecho de Pueblos Indígenas.


Más información: http://alainet.org
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viernes, 10 de julio de 2009

MUJERES-PERÚ: Educarse en las áreas rurales, una proeza



Por Milagros Salazar, enviada especial

WAWAS, Perú, jul (IPS) - María Belén Sabio, una indígena awajún de 30 años, logró culminar sus estudios superiores de maestra con sus cinco hijos a cuestas. "La vida en el campo no es fácil, me ha costado avanzar", aseguró a IPS en el noreste de la Amazonia peruana.

No todas las mujeres nativas pueden seguir sus pasos, la mayoría se queda a medio camino y sólo llega hasta la primaria, coinciden estudios y expertos. 

El tránsito de las mujeres indígenas por las escuelas es una historia incompleta. La oferta educativa ha crecido y las cifras oficiales muestran que la cobertura educativa en general supera el 90 por ciento, pero las niñas, adolescentes y jóvenes de las zonas rurales son el eslabón más débil de la cadena educativa. 

"Mis hijos también estudian porque solo así podrán tener mayores oportunidades para ellos y la comunidad. Pero el gobierno no da facilidades para que la carga sea menos pesada para nosotros que vivimos lejos de las ciudades", insistió Sabio, quien vive en la comunidad de Wawas, en la provincia de Bagua, dentro de la región nororiental de Amazonas. 

Las inusitadas protestas indígenas que en junio tuvieron como epicentro esta región, pusieron los focos en el escenario de exclusión en el que viven los pueblos indígenas y que desafía los esfuerzos colectivos por reducir inequidades y construir ciudadanía, advirtieron los expertos. 

Los mayores problemas de escolaridad en las zonas rurales, donde viven mayoritariamente los pueblos originarios, se presentan en la etapa inicial entre los tres y cinco años y en los grados secundarios, entre los 12 y 17 años. 

En la etapa inicial, 56,5 por ciento de las niñas del ámbito rural quedan fuera del sistema educativo frente a 58,1 por ciento de los niños, según la Encuesta Nacional de Hogares de 2002. Entre los 12 y 17 años, 25,6 por ciento de las adolescentes de zonas rurales abandona la escuela mientras que los desertores varones son 18,3 por ciento. 

La inequidad se evidencia más al contrastar las cifras rurales y urbanas. Un 72 por ciento de los estudiantes urbanos concluyen sus estudios secundarios, mientras que sólo 36 por ciento de los rurales lo hacen, según las cifras más actualizadas del Ministerio de Educación. 

En total, 426.000 niñas de zonas rurales engrosan el millón y medio de la población de entre tres y 17 años que, a nivel nacional, no está matriculada ni asiste a un centro o programa educativo, registra el estudio "Las desigualdades de género en la educación de zonas rurales", de la investigadora Carmen Montero. 

MÚLTIPLES CAUSAS DE DESERCIÓN 

"Las madres no mandan a sus niñas a la escuela cuando se vuelven más grandecitas, porque prefieren que les ayuden en el cuidado de los hermanitos o en los quehaceres de la casa", dijo a IPS el profesor Fidel Datsa, de una escuela en Wawas. 

La responsable de educación de la no gubernamental y danesa Agencia de Cooperación IBIS, Elena Burga, explicó a IPS que existen razones geográficas, sociales, culturales y económicas relacionadas a la exclusión de las mujeres indígenas del sistema educativo. 

La pobreza se concentra en las zonas rurales, en la Amazonia y Los Andes, donde precisamente viven las poblaciones indígenas que en muchos casos deben priorizar actividades de supervivencia sobre el envío de los hijos a la escuela. 

En la mayoría de comunidades existen escuelas primarias, pero para cursar estudios secundarios las niñas usualmente deben irse a zonas alejadas, lo que atemoriza a los padres. 

"Muchos piensan que si envían a sus hijas lejos de sus pueblos, ellas se pueden perder o enfrentarse al ataque de otras personas y ponerlas en peligro", señaló Burga. 

Para el profesor Datsa "las mujeres tienen poco interés en el estudio" porque suelen casarse a temprana edad y terminan dedicándose al cuidado del esposo y los hijos. 

En la provincia de Bagua, 17,4 por ciento de las mujeres no saben leer ni escribir, una cifra que se eleva a 18,9 por ciento al contabilizar a las que tienen entre 25 y 29 años en todas las zonas rurales peruanas. Su analfabetismo impide que puedan apoyar a sus hijos en el aprendizaje de la lecto-escritura, dijo Montero en su estudio sobre género y educación. 

MADRES LUCHAN POR INCLUSIÓN 

La temprana iniciación sexual de las indígenas influye en su deserción escolar, pero las propias mujeres señalan que esta situación está cambiando, principalmente en las comunidades menos remotas. 

"Queremos que nuestras niñas estudien, como madres hacemos todo el esfuerzo para que ellas sean mejores que nosotras. Pero eso no sucede siempre con las mujeres que viven en las comunidades que están más adentro, ellas están más dominadas por los hombres", señaló IPS Julia Esamat, de 53 años y de la comunidad de Nazareth, a tres horas por carretera desde la ciudad de Bagua. 

Esamat cosecha en su terreno plátano y yuca y con la venta de sus productos logró educar a sus hijos, que ahora estudian en la ciudad de Chiclayo, en la vecina provincia de Lambayeque. 

"Aquí todas las mujeres trabajamos y aprendimos a ganarnos un sitio poco a poco. Las cosas van cambiando aunque todavía hay que vencer al machismo", aseguró. 

La investigadora del Instituto de Estudios Peruanos, Patricia Ames, explicó a IPS que las mujeres en las comunidades indígenas cumplen el rol fundamental de transmitir prácticas culturales como la cerámica o la cocina. "Asistir a la escuela puede representar para ellas dejar espacios de aprendizaje en sus pueblos", dijo. 

"Hay un conflicto legítimo en las mujeres indígenas que debe ser considerado por el sistema educativo porque para ellas esas actividades tradicionales forman parte del proceso de convertirse en adultos desde la mirada de su comunidad", agregó Ames. 

La poca calidad de la educación brindada se suma a la dificultad en su acceso. En las zonas rurales, ocho por ciento de los estudiantes repiten en la enseñanza primaria y en los espacios urbanos lo hacen 4,6 por ciento, según las cifras oficiales más recientes, de 2007. 

Perú cuenta con una ley de promoción de la educación de las niñas y adolescentes rurales, con énfasis en la dimensión de género y un Plan Nacional de Educación para Todos, que forman parte de compromisos internacionales. 

Pero persisten problemas a la hora de ejecutar estas directivas. 

No hay una atención eficaz a la educación intercultural bilingüe ni profesores con la suficiente formación para enfrentar el reto de educar en estas zonas vulnerables. Las escuelas bilingües representan poco más de 10 por ciento de las escuelas en Perú. 

Este país cuenta con 28,7 millones de habitantes, de los que un tercio son indígenas, y de ellos 48 por ciento mujeres. Los pueblos indígenas amazónicos son 56 y suma en torno a 10 por ciento de la población asentada en esa región, que a su vez representa 13,4 por ciento del total nacional. 

En las escuelas bilingües, apenas 10 por ciento tiene un docente por grado, mientras que en 57 por ciento sólo cuentan con uno por cada dos o más grados y en 39 por ciento un único maestro o maestra debe impartir todos los cursos. 

Para la especialista en pueblos originarios Karem Escudero, el acceso a la educación y la calidad de enseñanza en las zonas rurales repercutirá de manera directa en los liderazgos que puedan asumir las mujeres dentro del movimiento indígena. 

"Aquellas que saben leer, escribir y expresarse bien son vistas como posibles cuadros dirigentes. Ser líder implica tener ciertas competencias y habilidades sociales que la educación formal y no formal desarrollan", advirtió a IPS. 

Por ello, el ejercicio de un derecho fundamental como la educación permitirá a las indígenas contar con una ciudadanía activa y defender otros derechos de manera organizada para el bien de su familia y su comunidad, resumió la experta. (FIN/2009)


Fuente: http://ipsnoticias..net/nota.asp?idnews=92680

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lunes, 6 de julio de 2009

Poetisas indígenas luchan contra el racismo con "las armas de la literatura"


  • ,EFE
  • Medellín (Colombia) |



Las poetisas indígenas Graciela Huinao, de Chile, y Rosa Chávez, de Guatemala, reivindicaron hoy el uso de las "armas de la literatura" para acabar con el racismo y la discriminación que sufren sus pueblos.

Ambas participan en la XIX edición del Festival Internacional de Poesía que se celebra en la ciudad colombiana de Medellín, que en esta edición acoge a más de 60 autores de 43 países.

"Soy mapuche, mujer, pobre y poeta. Tomé las armas de la literatura para defenderme del racismo y el clasismo inserto en la sociedad chilena y en toda Latinoamericana", contó a Efe Huinao.

En América "somos mestizos todos", pero muchos "no quieren serlo" y se empeñan en "negar sus raíces", subrayó la poetisa chilena.

A su juicio, en los últimos años se ha producido un "avance disfrazado" en la lucha contra el racismo, ya que lo que sucede es que "se ayuda a los indios porque está de moda", con medidas "paternalistas" y no con herramientas necesarias como "educación y viviendas dignas".

"Para los pueblos indígenas la democracia aún no ha llegado. Seguimos en una dictadura", se lamentó Huinao.

A diferencia de Huinao, que desde niña se supo mapuche, Rosa Chávez explicó a Efe que comenzó a "reconstruir" su identidad maya en la adolescencia, ya que su familia no le quiso enseñar el idioma para "protegerla", como a otros muchos, de la discriminación y el racismo.

"El racismo es estructural en Guatemala, es parte del sistema de poder. Debemos entender que somos una nación pluricultural y coexistir en complementariedad", anotó la autora.

Al igual que su colega chilena, Chávez usa sus versos para luchar contra la "explotación de tierras, la migración, el racismo" y otros problemas que sufre Guatemala.

La poesía, "si se hace desde la honestidad, tiene poder, llega a la conciencia y mueve fibras que no se mueven con otros discursos", afirma.

Según Chávez, "en estos tiempos de dolor y violencia", en los que la tierra "se está regenerando porque no aguanta más", son fundamentales festivales como el de Medellín, puesto que propician "alianzas" entre personas y entre culturas.

Los seres humanos estamos "ávidos de encontrar algo más", una "espiritualidad" que puede estar en la poesía, concluyó la escritora guatemalteca.

fuente: http://www.adn.es/cultura/20090706/NWS-2487-Poetisas-literatura-indigenas-racismo-luchan.html

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MUJERES-MÉXICO: Parlamento cerrado a las indígenas


Por Diego Cevallos

MÉXICO, abr (IPS) - Las mujeres indígenas nunca ocuparon un escaño en el Congreso nacional de México. Dos de ellas, una por el oficialismo y otra por la oposición de izquierda, pretenden cambiar esa historia en las elecciones legislativas de julio.

Pero sus posibilidades son proporcionales a los nulos o mínimos apoyos que reciben de sus partidos, así como a la pobreza y discriminación de la gran mayoría de los seis millones de mujeres indígenas mexicanas. 

Que este grupo social no haya accedido a un curul legislativo nacional es un hecho vinculado a su condición de marginalidad. Cifras oficiales indican que 34,5 por ciento de las indígenas son analfabetas frente a 19,6 por ciento de los hombres. 

Además, de cada 10 personas que sólo hablan una lengua vernácula y no la oficial española, seis son mujeres en este país que tiene unos 104 millones de habitantes, más de 51 por ciento mujeres, y donde subsisten 62 pueblos originarios con sus respectivos idiomas. 

En algunas zonas rurales remotas, sobre todo de los sureños estados de Oaxaca y Chiapas, persisten tradiciones como vender en matrimonio a jóvenes indígenas o relegarlas en una cárcel comunitaria tan sólo por pretender asistir a una asamblea regida por los llamados usos y costumbres. 

"Nuestro paso es de sufrimiento y obstáculos, hay comunidades donde aún creen que si una mujer se mete en política habrá un terremoto y algunas familias consideran que no debemos estudiar, que eso es de hombres", dijo a IPS la zapoteca Rogelia González. 

González va a competir por un escaño legislativo por Oaxaca, un estado donde 47,9 por ciento de la población pertenece a alguna etnia. 

"En varias comunidades indígenas nos somete el machismo, que es ancestral y hay que denunciarlo sin miedo", señaló González, quien se describe como "muy afortunada por ser candidata, aunque tenga poca oportunidad de ganar". 

Un estudio del gubernamental Instituto Nacional de las Mujeres, realizado con base en una encuesta de hogares en 2003, indica que 75 por ciento de las mujeres indígenas piensan que una buena esposa debe obedecer a su pareja y 84 por ciento creen que el hombre es responsable de los gastos familiares. 

Un tercio de las indígenas consultadas opinaron que el marido tiene derecho a golpearlas si no cumplen con sus obligaciones, 42,6 por ciento recordaron que le pegaban cuando eran niñas y 46,6 consideraron que si los hijos se portan mal, sus padres tienen todo el derecho de golpearlos. 

ABREN RENDIJAS Y DESPUÉS LAS CIERRAN 

Las cúpulas del gobernante Partido Acción Nacional (PAN) y del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD), al que pertenece González, dieron en febrero la impresión de alentar cambios en la tradicional marginación de las indígenas al inscribir a dos precandidatas a diputaciones nacionales. Pero en este mes de abril, la situación dio un vuelco. 

México elegirá el 5 de julio a 500 diputados federales, seis gobernadores estaduales, 565 presidentes municipales (alcaldes) y 434 legisladores estaduales. 

"Me borraron de la lista de candidatos, pero sé que aún tengo oportunidad, así que espero que el PAN reflexione, si no tomaré medidas que no quiero adelantar", declaró a IPS Cecilia López, tzeltal de Chiapas, estado donde 28,5 por ciento de la población es aborigen. 

Esta mujer de 34 años transitó a pulso de la pobreza extrema a obtener un título universitario de psicóloga y ahora es coordinadora de proyectos sociales del gobierno en zonas rurales de Chiapas. Se inscribió como precandidata a diputada nacional por el PAN, luego de que la gente reunida en asambleas comunitarias de la región resolvió que ella debía representarla. 

"La misma esposa del presidente (Margarita Zavala) dijo que me apoyaba, decía que era mi comadre, además mis hermanos de los Altos de Chiapas (zona de alta presencia indígena) decidieron que participe", apuntó. 

A mediados de este mes, la dirigencia del PAN eliminó a López de la lista de candidatos y la sustituyó por un empresario que no es indígena ni ha trabajado en la zona que dice representar. 

López busca que el PAN revierta esa decisión y la postule, pero tiene que ser antes del 2 de mayo, cuando vence el plazo para inscribir las listas de candidatos. "Todavía tengo oportunidad", expresó. 

Para González la situación fue otra, pero con resultados muy similares. 

Esta indígena de 48 años, maestra bilingüe y militante del izquierdista PRD, pretende un escaño por su natal Oaxaca, estado de 570 municipios, 418 de los cuales se rigen por usos y costumbres. Tras animarla a competir, la dirigencia del partido ubicó a González en el puesto 11 entre 15 candidatos a una lista plurinominal. En esta modalidad, la proporción de votos totales otorga bancas adicionales que salen de las candidaturas nominales. 

Ubicar un candidato o candidata en el puesto 11 de una lista plurinominal es casi como dejarlo fuera de competencia. "Yo lo reconozco, nunca son electos más de cinco de la lista, y en casos extremos hasta siete y eso cuando el partido arrasa", señaló González a IPS. 

"Las mujeres indígenas no hemos llegado al parlamento y en julio parece que no será la excepción. Yo creo que esto es porque las decisiones de las candidaturas siempre las toman los hombres, porque pesa más la opinión de un gobernador, y porque somos indígenas y nos discriminan", expresó González, quien milita en la izquierda desde los años 80. 

VIVIR CON DOBLE DISCRIMINACIÓN 

González y López describieron a su niñez y juventud como muy difíciles, pues en sus comunidades persistía la tradición de que las mujeres no requieren estudiar y deben casarse muy jóvenes. 

Ambas coincidieron en que tales creencias han ido cediendo en algunas zonas gracias al trabajo de entidades del gobierno y la sociedad civil así como al liderazgo de mujeres y hombres indígenas. 

López es originaria de Oxchuc, un municipio de unos 40.000 habitantes que viven dispersos en 10 pequeños pueblos. La gran mayoría son familias tzeltales dedicadas a la agricultura. Según los censos, unas 285.000 personas pertenecen a esa etnia, de una población indígena total de unos 12 millones. 

Oxchuc es vecino de las zonas de influencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), guerrilla indigenista que se levantó en armas en enero de 1994. 

Tras enfrentarse con militares por dos semanas, el EZLN aceptó entablar diálogos de paz con el gobierno, adquirió un corte pacifista y hoy es un actor marginal en la política mexicana. 

En el caso de González, su lugar de origen es Juchitán de Zaragoza, una de las ciudades más pobladas de Oaxaca, con unos 90.000 habitantes y ubicada a pocos kilómetros de las costas del Pacífico. Allí, el comercio es una de las actividades económicas principales. 

González, que reparte su tiempo entre el activismo político, la subdirección de un centro preescolar bilingüe y el comando de una red de centros de atención a mujeres víctimas de violencia, es de la etnia zapoteca, a la que pertenecen unas 452.000 personas. 

"Los hombres por machismo no hemos respetado nada a las mujeres, pero hay cambios, se están dando, como las candidaturas a diputadas, y eso es bueno", declaró a IPS el tzeltal Valdemar Morales, ingeniero civil que apoya la candidatura de López por el PAN. 

En marzo, la zapoteca Eufrosina Cruz presentó en la capital mexicana una asociación civil para combatir la persistencia de lo que llama "abusos y costumbres" indígenas en muchas comunidades, sobre todo en Oaxaca.

Las leyes que amparan las normativas consuetudinarias advierten que no pueden vulnerar derechos constitucionales, lo que no siempre se cumple. 

Dos años atrás, Cruz de 29 años no pudo postularse para alcaldesa en atención a los usos y costumbres de su comunidad, que cierra esa posibilidad a las mujeres. Ella lo denunció y puso el tema en debate, lo que llevó a legisladores de ese estado a dictar normativas más precisas contra la discriminación de la población femenina. 

En el actual debate para los comicios de julio, prácticamente nadie se refiere al hecho que las mujeres indígenas mantengan escasas oportunidades de llegar a ser diputadas nacionales. Además, no parece sorprender que jamás hayan accedido al parlamento. 

"Gradualmente, tanto la legislación como la sociedad en general, han ido dando cabida a los derechos de la mujer y procurando su inserción en la vida nacional", declaró a IPS Martha Díaz, secretaria de la Comisión de Asuntos Indígenas del Cámara de Diputados. 

"Es un proceso necesariamente inacabado y en algunos casos, como el de las mujeres indígenas, muy lento y poco perceptible", admitió. 

Díaz, del gobernante PAN, hizo votos para que pronto mujeres indígenas tengan un espacio en el Poder Legislativo. Desde su punto de vista se requieren políticas que les den oportunidades de educación, y mayor trabajo del Estado en las comunidades. 

LAS INDÍGENAS NECESITAN SU PROPIA CUOTA 

Para promover la equidad de género, la normativa electoral vigente obliga a los partidos políticos a que en sus listas para cargos elegibles al menos 40 por ciento sean mujeres. Pero no obliga a nada en cuanto a mujeres indígenas o negras y tampoco menciona a las minorías sexuales. 

La ley no ha sido muy efectiva porque en ocasiones los partidos hacen trampas, como colocar a mujeres como suplentes de los candidatos titulares, señaló a IPS Emilienne De León, directora de la organización no gubernamental Semillas, que entre sus actividades a favor de la mujer impulsa el liderazgo indígena. 

De León cree que es necesario que se dicten leyes que obliguen a los partidos políticos a postular a todo tipo de cargos a un porcentaje de mujeres indígenas, negras o de minorías sexuales. "Ese tipo de normas son necesarias para alentar la equidad y representatividad", opinó. 

En la Cámara de Diputados, donde los escaños se renuevan cada tres años, la representación femenina fue de 24 por ciento en promedio en los últimos seis años. En el Senado, elegido cada seis años, es de 21 por ciento. En ninguna de las dos ramas legislativas hubo mujeres indígenas. 

En cuanto a presidencias municipales (alcaldías) y diputaciones estaduales (parlamentos regionales), sí hay algunos casos muy aislados de mujeres indígenas que ocuparon esas posiciones. 

Los hombres aborígenes tampoco tienen fácil el acceder a cargos elegibles, y el número de los que han logrado llegar al parlamento bicameral es escaso. Pero las indígenas soportan barreras dentro y fuera de su comunidad que les cierran la participación política. (FIN/2009)


fuente: http://www.ipsnoticias.net/interna.asp?idnews=91928
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domingo, 5 de julio de 2009

“Las mujeres indígenas aún seguimos siendo invisibilizadas”



PAÍSES ANDINOS
Ramiro Escobar
02/07/2009



Equidad de género es asignatura pendiente en organizaciones indígenas.

"La Madre Tierra nos da la vida y también las mujeres damos la vida, por eso defender la vida es defender la Tierra", dijo Leonilda Zurita, líder de la Federación de Mujeres Campesinas e Indígenas de Bolivia Bartolina Sisa, durante la I Cumbre Continental de Mujeres Indígenas Abya Yala ("tierra viva" en idioma kuna de Panamá) realizada en la ciudad peruana de Puno, a orillas del lago Titicaca.

Dicha reunión formaba parte de la IV Cumbre Continental de Pueblos Indígenas, que se llevó a cabo del 27 al 31 de mayo en la citada ciudad. Y en este, como en otros eventos, la palabra y la presencia de la mujer indígena ya mostraban su notable relevancia, desde otra mirada, con aportes propios, con propuestas que nacen de la condición femenina, tan vinculada a la Tierra, al territorio, a la igualdad.

Para Blanca Chancoso, indígena kichwa y dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), de lo que se trata es de hacer llegar "desde las mujeres, nuestra voz a diferentes instancias que son responsables de lo que ocurre en nuestros países". Esa voz emerge de manera pausada pero segura, y lo hace, como apunta Zurita, "porque sin las mujeres no hay cambio, no hay democracia, ya que es con la participación de ellas que va a haber lo que necesitan los pueblos".

Con relación a los aportes que pueden ofrecer las mujeres a los movimientos indígenas, Ivonne Yáñez, de Acción Ecológica de Ecuador, lanza una idea que, luego, sería compartida por otras mujeres presentes en esta Cumbre y en las reuniones previas al evento.

"Creo que el aporte de la mujer tiene que ver mucho con la herencia, con la identidad, con la transmisión de las tradiciones. Como están más con los niños parecen cumplir esa función a cabalidad", dice.

Las mujeres, coinciden varias líderes indígenas, están en una posición privilegiada para hacer que las costumbres, la cosmovisión, prevalezcan en el tiempo y sean absorbidas por las nuevas generaciones.

"Esa parece ser parte de nuestra tarea", sostiene Feliciana Amado, campesina de la céntrica región peruana de Ancash y dirigente nacional de la Confederación Nacional de Comunidades Afectadas por la Minería (CONACAMI).

Territorio e identidad
Precisamente por ese vínculo con la continuidad, el territorio viene a ser otro asunto esencialmente importante desde el punto de vista de las mujeres, ya sean andinas o amazónicas. El acto de la transmisión de la herencia ocurre en un territorio, que significa identidad, persistencia, presencia. Y el mismo vínculo con la tierra, del que habla Zurita, resulta central, para que la dinámica de la preservación de la identidad sea posible.

De la observación de estas peculiaridades surge la pregunta: ¿Significan esas miradas femeninas una mayor influencia en el movimiento indígena continental?

Millaray Painemal, dirigente indígena mapuche de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Chile (ANAMURI), afirmaba que no es suficiente el reconocimiento y que "las mujeres aún seguimos siendo invisibilizadas", sobre todo en lo que respecta a presencia femenina en las dirigencias continentales.

En la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), por ejemplo, la mayor parte de la dirigencia es masculina. No parece casual y, como decía Painemal, "no se ha avanzado de manera notable en tener más dirigentes mujeres en las organizaciones". Como que la equidad de género es una asignatura aún pendiente en los movimientos.

"Esperamos que los compañeros indígenas campesinos de la Cumbre Continental recojan las propuestas de las mujeres", afirmaba Lourdes Huanca, de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú. Esta demanda era persistente, por donde se consultara en la cumbre de Puno, y estaba basada en la conciencia de que, más allá de los discursos, la "invisibilidad" femenina persiste.

Tras los sangrientos sucesos ocurridos en Bagua (nor-oriente peruano) el pasado 5 de junio, sin embargo, ocurrió un giro algo inesperado en la dirigencia indígena amazónica de este país. Alberto Pizango, el máximo dirigente de la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Amazonía Peruana (AIDESEP) se asiló en la embajada de Nicaragua y la conducción pasó a Dasyi Zapata, de la etnia yine, que es vicepresidenta del organismo.

Una turbulencia de tan grave naturaleza provocó esta suerte de, digamos, adelanto en el tiempo de lo que sería la plena y normal equidad de género.

Machismo y violencia familiar
Persisten, además, problemas clásicos de la condición de género, no ausentes en el mundo indígena, tales como la violencia familiar o doméstica. Más de una dirigente presente en la cumbre declaró, sin mencionar su nombre, que dicho problema, así como el machismo, también rondaba las organizaciones de los pueblos originarios.

"Algunos 'hermanos' —decía sigilosamente una de ellas— incurren en esos errores, pero las cosas están ya cambiando".

En general, además, la discriminación sigue minando las posibilidades de equidad. En Ecuador, por citar un caso, el 36% de las madres indígenas no tienen chequeo prenatal frente a 12% de las no indígenas, según datos del Banco Mundial. La ecuación indígena-pobre-mujer parece mantener una lamentable vigencia.

Ante ello, se vigoriza la organización femenina indígena, se presentan propuestas, se lucha por mayor espacio e influencia en los movimientos. Chancoso insiste en que "el poder es de todos" y que la afirmación de la presencia de las mujeres entre los pueblos originarios implica un reparto equitativo del poder entre los dos géneros.

En el horizonte del movimiento indígena parece atisbarse eso. El surgimiento de la autonomía de las mujeres en el movimiento indígena —en Puno se formó la Coordinadora Continental de Mujeres Indígenas— camina en la dirección de hacer nuevos aportes, desde nuevas miradas. Temas como la soberanía alimentaria, dentro del marco del "buen vivir" —de convivencia armónica con la naturaleza y ejercicio de derechos con respeto a la diversidad cultural—, o la biodiversidad, también parecen tener un vínculo con la especial condición femenina.

Porque si, de acuerdo con Zurita, la mujer como la tierra dan la vida, entonces la tarea por delante es esencial. Tal vez, no sólo en la región andina, el aporte femenino a la dinámica de los movimientos indígenas es una mezcla de espiritualidad y concreción, de ternura y andadura, de protesta y propuesta.

"Las mujeres vamos a estar en todos los ejes que se van a trabajar", dice Huanca. 
—Noticias Aliadas.


Fuente: http://www..noticiasaliadas.org/articles.asp?art=5894



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