sábado, 18 de diciembre de 2010

Hay que cuidar la madre tierra porque tenemos hijos y nietos



Julieta Casimiro.
Julieta Casimiro.

Tengo 73 años. Nací y vivo en Huautla de Jiménez, en México. Soy campesina. Enviudé hace poquito, tengo 10 hijos, y todos quedan, 30 nietos y 20 bisnietos porque mis hijos son muy mujeriegos. A mí no me gusta la política, sigo el camino de Dios, del espíritu.

Usted es una sanadora.

Sí, gracias a Dios puedo ayudar un poquito.

¿De quién aprendió?

De mi suegra, Regina Carreras, que hacía sus trabajillos. Yo me casé con 17 años y desde entonces sé bordar, cocinar, cultivar mi huertito, fabricar artesanía y sanar a la gente. Ella me llevaba allí donde iba para que aprendiera su trabajo santo.

Utiliza usted hongos sagrados.

No me gusta que los llame hongos, porque hay gente que se confunde y no son cosas malas ni para divertirse.

¿Teonanacatl?

Carne de los dioses significa. Pero yo los llamo niños santos, porque son niñitos que salen de la madre tierra. Yo los tomé por primera vez tras tener mi primer hijo, porque se me cayó el cabello y me puse muy débil de los pulmones.

¿Y qué pasó?

Recibí imaginaciones, sofocos y recibí la fuerza y el conocimiento para vivir el mundo y para sanarlo.

¿Son una puerta de entrada al mundo interior?

Sííí, porque los niños santos te abren la mente y el corazón, no tiene nada que ver con el vicio, a estos niños nadie los siembra, cuando es tiempo salen solos, son medicina para nosotros.

¿Medicina para el alma?

Sí, a los niños se les consulta y hay que esperar, lleva tiempo. Pero te dan la sabiduría y la maravilla.

¿Qué es la sabiduría?

La luz del entendimiento. Cuando una persona toma los hongos sagrados y permite que yo la guíe, atraviesa los pensamientos y sentimientos cotidianos, lo superficial, y se adentra en sus miedos, y tiene visiones profundas y llega al conocimiento místico. No es un juego.

No, no.

Yo no lo hago por dinero.

¿Qué es la maravilla?

Estar de verdad en los cinco sentidos, aceptar y ver. ¿Y qué ves? La maravilla. De los honguitos no hay que abusar. Se le da a una persona un poquito, y luego, cada cabeza es un mundo, igual otro poquito, como lo sienta. Yo le he dado hasta los obispos y sacerdotes, porque lo necesitan.

¿Los toman los sacerdotes?

Sí, y también se los he dado a los policías. Se los doy porque si la gente está haciendo daño no hay que pegarles. No a base de metralleta y pistola entiende la gente. Así los policías cogen la razón, algunos claro, porque no todos aceptan estas cosas sagradas.

¿Usted consigue que personas violentas se vuelvan más pacíficas?

Yo lo he visto pues. Hasta un grupo de soldados en mi tierra, algunos enfermos, han venido a casa. Ellos hablan conmigo y yo les pregunto ¿qué quieres?

Es una pregunta difícil de responder...

Pues me dicen que están malitos del estómago, que les da asco la comida, que vomitan... Y yo les digo con respeto: "Si su jefe no le deja no me vaya usted a acusar, las medicinas que yo doy son buenas, si usted quiere las va a probar y va a sentir" y los niñitos les dan el equilibrio. Cada cabeza es un mundo. Y después vienen todos, después de haberle pedido permiso a su jefe, a mi pobre casa.

Pobre pero poderosa.

Yo represento a México, soy una abuelita indígena internacional y por eso andamos por el mundo, para mostrar nuestro trabajo y juntar nuestros espíritus y nuestras oraciones para conseguir la paz del mundo, para que la gente entienda que hay que cuidar la madre tierra porque tenemos hijos y nietos y ellos van a quedar aquí cuando usted, yo y el que nos lea nos hayamos ido.

¿Usted sabía que haría este gran viaje por el mundo?

Sí, claro, me lo dijo el niñito santo que iba a ampliar mi campo de cultivo y que para ello iba a viajar mucho, y aquí estoy. Los niños santos te lo explican todo si sabes preguntarles.

¿Y qué curan?

Si uno tiene fe y se entrega, lo pueden curar todo, te equilibran lo que se ve y lo que no se ve, y a mi casa ha venido gente con enfermedades muy malas.

¿Le vienen a ver muchos extranjeros?

Sí, muchos, muchos, mi hijita, durante los últimos cuarenta años ha venido mucha gente a curarse a mi casa y a recibir consejos. Y algunos trastornan las cosas, comienzan a decir "yo soy fulano" o "yo soy fulana" y es un lío, yo a esos los miro y no digo nada.

¿Cómo sabe cuántos niños santos debe tomar cada persona?

Pues lo siento, yo siento su cabeza, a veces estoy hasta cinco horas con una persona para que salga de su problema. Yo les pregunto primero: "¿Qué es lo que sientes?", y luego ya les toco con mi mano y siento lo que tienen, les paso la mano y siento los quistes, o el riñón malito, o lo que sea que tenga la persona. Yo rezo, hago mis cantos, les doy la medicina. Y luego, al cabo de las horas ellos me abrazan.

¿A quién le pasará usted sus conocimientos?

A una hija, ya se lo he pasado; pero todos mis hijos y mis nietos han tomado sus honguitos para que sepan. Yo guío a mi gente.

¿Cree que las mujeres tienen algún problema?

Sí, cuando no saben mantenerse por sí mismas, vivir se les convierte en problema.

Entrevistas - 02/10/2008 16:53 - Autor: Ima Sanchís - Fuente: La Vanguardia



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viernes, 17 de diciembre de 2010

Nina Pacari: "He sufrido más por ser indígena que por mujer"



PERE RÍOS 17/12/2010



Nina Pacari nunca había estado en Barcelona. Viene de reunirse con algunos de los profesores del Observatorio de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales que la han invitado a disertar sobre los derechos de los pueblos indígenas ante la globalización. Y son ellos los que eligen el restaurante, situado a pocos metros de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona.
Esta ecuatoriana tiene 50 años, es la mayor de ocho hermanos de una familia de campesinos y nunca ha escondido su origen. Luce desde la niñez la vestimenta característica de los indígenas, que no cambió cuando fue elegida diputada, vicepresidenta del Parlamento y, más tarde, ministra de Exteriores, en 2003, hasta que los indígenas rompieron con el presidente Lucio Gutiérrez. "Le temblaron las piernas para aplicar políticas proindígenas", precisa.
A las sugerencias del camarero, Pacari responde que le gustaría probar la cocina catalana, pero no hay platos de temporada. Al final, acepta la sugerencia de unas alcachofas fritas con salsa de romesco para compartir, y rodaballo con verduras. Tampoco faltan el pan con tomate y una clara de cerveza.
Su nombre significa sol del amanecer en la lengua kichwua y se lo cambió a los 26 años. Pacari afirma que ha sufrido más discriminación "por indígena que por mujer" y recuerda que en 1996 se cuestionó abiertamente la capacidad de este sector de la población para participar en la vida política de Ecuador. Representan el 30%, según sus estimaciones, pero algún organismo oficial la reduce al 15% de los 13 millones de ecuatorianos.
Le encanta el entrante, pero se ha enfriado mientras relataba apasionada los avances del pueblo indígena en todos los ámbitos de la sociedad, las fuertes contradicciones internas, los esfuerzos para crear en 1995 el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik-Nuevo País, del que fue fundadora y que es el brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, siempre reticente a participar en las elecciones. En Ecuador hay 15 nacionalidades indígenas y ella las entiende como una riqueza cultural que deben ser atendidas en el marco de un solo Estado.
A principios de 2008 fue nombrada magistrada de la Corte Constitucional y al poco emitió el único voto contra la Ley de Minería para explotar los territorios indígenas sin la preceptiva consulta previa que marca la Constitución. "El Gobierno ha cedido tanto a la codicia empresarial que ha acabado perjudicando al Estado", explica de manera tan llana como inteligible. La misma forma con la que se enfrentó en su época de universitaria al veto en los bares y restaurantes, hasta que los indígenas pensaron que lo más eficaz sería exhibir los libros a todas horas y en todos los lugares para vencer las reticencias de los "blancos mestizos", como ella los define. Todavía hoy, tras bajar del estrado de una conferencia se le niegan los asientos vacíos, "algo que no le pasará nunca a una rubia con minifalda", apostilla
A los cafés, el camarero enumera los miembros de la realeza española que han pasado por el restaurante y recuerda que en el asiento que ocupa Pacari se sentó el rey Balduino. "¿A quién hemos tenido el placer de acoger?", pregunta por cortesía.
Fuente: Elpais.com
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lunes, 13 de diciembre de 2010

México. Por una atención al parto digna y respetuosa


mujeres aliadas1mujeres aliadas

Jacoba de Jesús Hipólito es una mujer purépecha. Nació en la comunidad de Cucuchucho, Michoacán, en una familia numerosa. A los 18 años, decidió dejar a sus padres y 11 hermanos para participar en un curso de parto en la comunidad de Cuanajo. Empezó a trabajar como asistente de parto, pero sentía que no estaba suficientemente preparada para hacer frente a esta tarea, así que se acercó a las parteras de esta comunidad.

Hoy, Jacoba es una enfermera partera y forma parte de Mujeres Aliadas, A.C., una organización financiada por Semillas que está desarrollando el proyecto Fortalecimiento de la salud de la mujer y empoderamiento a través de la creación de un centro de salud y de partos en la región de la cuenca del lago de Pátzcuaro, dirigido por enfermeras parteras profesionales.
Esta organización ha creado un Centro de Salud y de Partos, ante la inaccesibilidad de las mujeres a los servicios de la salud pública, ya sea porque no cuentan con seguro médico, por falta de dinero, o porque su pareja les impide acudir con un doctor varón. Las parteras que brindan atención en este centro saben que las mujeres de la región prefieren que sea otra mujer, como Jacoba, quien las atienda y las acompañe.

"Para mí, poder asistir a una mujer dando a luz ¡es lo máximo! En el momento del parto se necesita un brazo, donde puedes recargarte, alguien que te escuche, que sea amable contigo, que te trate con dignidad y con respeto, y que te haga conocer tus derechos como mujer, para poderlos ejercer," comenta Jacoba.

El trabajo de Mujeres Aliadas busca fortalecer a las mujeres de la cuenca del lago de Pátzcuaro, a partir de un mayor conocimiento sobre su salud sexual y reproductiva, y sus derechos. De igual manera, pretende disminuir el índice de mortalidad materna, e incorporar un nuevo modelo de atención a las mujeres, humanizado, digno y de calidad, dentro del sistema de salud existente.




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Chile- Santiago: Lanzamiento libro poesía mapuche de Eliana Pulquillanca


Poesia Mapuche de Eliana Pulquillanca Nahuelpán


Para el viernes 17 de diciembre 2010
Poesía Mapuche de lamngen Eliana Pulquillanca Nahuelpán
Santiago Warria

POESÍA MAPUCHE
Eliana Pulquillanca Nahuelpán
INVITA AL LANZAMIENTO DE SU LIBRO

"AZUL GRIS"
Palabra e Imagen Mapuche en la Ciudad.
Y EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA A GRAN FORMATO

COMENTAN EL LIBRO:
- ELISA LONCON (Académica USACH).
- ENRIQUE ANTILEO ( Antropólogo).

Invitada:
- EVELYN CORNEJO
(Canta autora del Maule)

Viernes 17 de Diciembre del 2010
19:00 Hrs.

ENTRADA LIBERADA
Lugar: Almirante Simpson Sede Nº7, Providencia.
METRO BAQUEDANO
Sociedad de Escritores de Chile.
Santiago - Chile

Fuente: 
http://www.mapuche.n
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sábado, 11 de diciembre de 2010

América Latina: Mujeres rurales, entre éxito y explotación

Por Milagros Salazar

 

Productoras peruanas de papa muestran sus resultados / Crédito:Milagros Salazar /IPS
Productoras peruanas de papa muestran sus resultados
LIMA, dic (IPS) - La imagen tradicional de las mujeres rurales de América Latina, marcada por la subsistencia y el cuidado de su familia, da paso a otra de protagonistas de actividades comerciales y productivas a pequeña y gran escala, en un cambio que tiene detrás historias de éxitos y también de explotación.

Desde la central Huancavelica, la región más pobre de Perú, la quechua Gladis Vila ha logrado junto con otras mujeres que se realicen ferias ecológicas en 22 de las 25 regiones del país como prueba de que es posible producir alimentos sin degradar el entorno.

"Las mujeres productoras indígenas somos las conservadoras de la biodiversidad y hacemos negocio respetando la naturaleza", aseguró a IPS. Ella, además de trabajar la tierra, preside la Organización Nacional de Mujeres Indígenas y Amazónicas.

Las mujeres rurales producen entre 50 y 80 por ciento de los alimentos del mundo, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 2008. La proporción se incrementa en la medida que aumenta la pobreza de los países.

Las experiencias en el campo son diversas en la región así como lo son las mujeres de distintos confines de América Latina que se reunieron en Lima este mes para participar en el seminario internacional "Mujer rural: cambios y persistencias".

Entre ellas estaba la antropóloga Kirai de León, que narró la historia exitosa de las productoras de hierbas aromáticas y medicinales de Uruguay.

Son 17 campesinas que forman parte de la Cooperativa Calmañana desde hace 25 años y a las que se van a incorporar otras 14 mujeres para seguir ampliando sus dominios en el sureño departamento de Canelones.

Las cooperativistas abastecen a los supermercados de Uruguay, llegan con sus productos hasta Europa y forman parte de la certificadora nacional de productos orgánicos de su país. "Son muy respetadas por los condimenteros (comerciantes de condimentos). Han logrado un gran espacio", contó a IPS De León, que las acompaña desde los inicios.

La especialista uruguaya detalló que una de las hierbas medicinales que tiene más demanda internacional es marcela (anchyrocline satureioides) que tiene propiedades antioxidantes y de protección celular, además de ser un antiinflamatorio y antiviral.

Según la Organización Mundial de la Salud, 85 por ciento de la población mundial depende de las plantas medicinales para su atención primaria de la salud. Y estas mujeres uruguayas no sólo contribuyen a que esto sea posible sino que además desarrollan esta labor sin utilizar agroquímicos.

"Tenemos que cambiar la forma de producir, no solo cuidar maridos sino cuidar el ambiente. Esa es una transformación importante", aseguró Jeanine Anderson, antropóloga y especialista en temas de género de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

El cuidado del medio ambiente está relacionado a la gestión del territorio. La activista boliviana Elizabeth López, de la Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de los Derechos Sociales y Ambientales, aseguró que eso es importante para que exista autonomía económica de la mujer rural.

"El tema no sólo es el acceso a la tierra sino garantizar la territorialidad para que las mujeres tengan la capacidad de uso del agua, la biodiversidad, los suelos, entre otros recursos naturales. Si ellas no pueden disponer de eso, estarán limitadas", manifestó a IPS la experta boliviana.

López consideró que la aparición de otras actividades económicas como la minería recortan los derechos de las mujeres rurales sobre el territorio. Ellas, pese a ser las grandes abastecedoras de alimentos del planeta, sólo son dueñas de 10 por ciento de la tierra, según el estudio del PNUD.

En Los Andes, la minería convive con la ganadería y la agricultura generando impactos diferenciados en las mujeres. "Hay una desvalorización total de lo que hace la mujer en la ganadería frente a la aparición de las mineras", aseguró López, al recordar luchas con protagonismo femenino contra empresas mineras en Bolivia y otros países andinos.

Otro fenómeno de creciente importancia dentro de la producción agroindustrial latinoamericana es el de la migración de las mujeres del campo a la ciudad, en una región donde ellas representan 48 por ciento de la población rural, unos 58 millones.

En Perú, por ejemplo, la agroindustria a gran escala ha provocado que las mujeres se desplacen de las zonas andinas a las costeras, dentro y fuera de sus regiones. Es el caso de Gladys Campos, antigua trabajadora de la empresa Sociedad Agrícola Virú, una productora de espárragos beneficiada por la bonanza agroexportadora del país.

Campos dejó Cochabamba, su pueblo en la sierra del norteño departamento de La Libertad, para trabajar en la empresa ubicada en la costa regional. Pero sólo trabajó allí dos años y medio, porque en octubre de 2004 la despidieron por formar un sindicato de trabajadores para proteger sus derechos.

"Trabajábamos 17 horas al día por un sueldo de miseria. No nos pagaban horas extras. Ellos te traen de tu pueblo, te reclutan, te hacen trabajar como esclavo, te dicen que van a ayudar y luego te descuentan los gastos de comida y hospedaje. Después, te botan", contó Campos a IPS, en una historia varias veces repetida.

Ahora, ella es secretaria de la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú.

El sueldo de esta lideresa era de apenas 214 dólares mensuales. Las mujeres, aseguró, no eran contratadas como temporeras entre enero y abril, cuando se produce la gran cosecha, sino que laboraban todo el año y sin vacaciones.

En contraste, la agroexportación peruana se incrementó en 27,8 por ciento nada más que entre enero y septiembre de este año, según el Ministerio de Agricultura.

Dentro de ese dinamismo, los rubros no tradicionales representan 74 por ciento de las exportaciones, donde sobresalen los espárragos frescos, el carmín de cochinilla (pigmento rojo vivo del insecto dactylopius coccus), las uvas y los mangos.

"Quienes en verdad sostienen la economía a costa de horas extras, somos los trabajadores, no las empresas", denunció.

Para Anderson es importante analizar los impactos de esta nueva ruralidad con la participación de las mujeres del campo en diversas actividades económicas en pequeña y gran escala.

En Colombia, la migración se da de manera indefinida, impulsada por las décadas de guerra interna. "Una en el campo tiene esperanza", es la frase de una de esas desplazadas que recordó la trabajadora social colombiana Flor Edilma Osorio y que revela "la añoranza al campo ante la miseria que se vive en la ciudad", aseguró.

"En el campo se puede ser pobre pero no te falta qué comer, pero en la ciudad sino tienes plata (dinero), no vives. Hay una pérdida total", explicó la especialista.

Para Anderson, el reto está en crear un sistema productivo para mujeres y hombres de zonas rurales que les permita gozar de bienestar tanto como los habitantes de las ciudades. No se puede simplificar las políticas públicas a ayudas precarias a familias pobres, consideró.(FIN/2010)

Fuente: IPS
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